En Trasimeno el sol se va
Roma avanza ya sin miedo
suenan voces y pisadas
aún cuando cesa el trasiego.
Pues hordas de Anibal se acechan
en brumas del bajo monte
Ay, dice el lago al estruendo
de hombre y caballo al galope
Ay, grita el lago a la furia
de hondas que caen al azote
Ay, llora el lago pues del sol
veinte mil almas se esconden.
Ramón Díaz Sánchez-Suárez