Una cueva con una carretera dentro. Increible!!.
En Ribadesella, no os podeis perder este original sitio situado muy cerca de Ribadesella, te sorprenderá asomarte por esta carretera, ya que no lo buscas. Entra despacio por si acaso. Realmente era una cueva. Muy original, ademas esta iluminada y tiene un pequeño riachuelo que discurre por un lado. O sea que ya sabeis, si quereis ver una cueva sin bajaros del coche este es vuestro sitio.
Coordenadas N 43.43698 W 5.07388
La Cuevona de Cuevas del Agua (no confundir con la Cuevona de Ardines, referente rupestre en las inmediaciones de Tito Bustillo), uno de los escasos ejemplos mundiales de cavidades por las que serpentea el asfalto.
La grandiosidad de sus bóvedas, iluminadas para mayor satisfacción de conductor y acompañantes, y los cerca de 300 metros de recorrido conceden una sensación desconocida frente al volante. Es fácil deducir que esta inmensa caverna ha sido desde siempre el único acceso a la aldea de Cuevas del Agua.
Conserva unas excelentes formaciones calcáreas, y es un campo de experimentación privilegiado para los más pequeños, que acompañados de los guía del Aula de la Naturaleza, ubicada en la aldea, pueden iniciar su primer reconocimiento de un medio a menudo poco accesible. Es fácil así identificar las diferentes zonas de la cueva, aquéllas donde se desarrolla la vida, sea en el límite con la luz, en la oscuridad total, en el medio terrestre o en el acuático. Se catalogan las algas y hongos, líquenes, musgos, helechos, condicionados siempre por la mayor o menor luminosidad. También la fauna cavernícola: los huéspedes ocasionales y los que la habitan permanentemente, con especial hincapié en los murciélagos. Los niños también efectúan mediciones de temperatura, humedad, luz…
El pueblo de Cuevas su peculiar acceso, la convierten en una auténtica aldea pérdida, paraje secretodonde casas y hórreos conviven con el río silencioso, los hombres a caballo, las vacas y gallinas por los caminos, las hortensias y las coles
- Etnografía: Gran número de hórreos.
Junto con las cercanas poblaciones de Tresmonte y Xuncu ofrece numerosos elementos etnográficos.
- La Ruta de los molinos, senda que parte del propio pueblo y que resulta especialmente interesante porque permite asistir in situ a una demostración de cómo funcionaban estos ingenios hidráulicos de otra época.
- En el Aula de la Naturaleza se estudian también diferentes ecosistemas: el río Sella, que en Cuevas ya se transforma en ría, las montañas que conforman su valle, donde encontramos el bosque autóctono secular de castaños, robles, avellanos, acebos.
Vista del interior
Aqui podeis ver el interior de la cueva y como discurre la carretera.
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La Cuevona de Cueves, paraíso olvidado
Vecinos del concejo reclaman para esta enorme cavidad riosellana, por la que avanzan una carretera y un arroyo, el título de monumento natural
Ribadesella,
Bárbara MORÁN
La Cuevona de Cueves es uno de los «tesoros» de Ribadesella. Casi nadie discutiría esta afirmación. Como casi nadie discutiría que esta joya natural está aún por aprovechar de forma ordenada desde el punto de vista turístico. Esta enorme cavidad, por la que discurren una carretera y un arroyo, podría convertirse, según muchos vecinos, en uno de los grandes atractivos turísticos y naturales de la comarca oriental. Cuando los turistas «descubren» la Cuevona suelen quedarse maravillados. Impresiona. Un grupo de vecinos, encabezados por la maestra madrileña Begoña Ramírez, ha mostrado su deseo de que la Cuevona sea declarada monumento natural. Y confían en que las autoridades, empezando por el Ayuntamiento de Ribadesella, acepten la propuesta. Afirman que el paraje lo merece.
La cueva de Tito Bustillo, santuario mundial del arte rupestre; la falla de Ribadesella, las huellas de dinosaurios, el caladero de El Cachucho, las playas de Vega, Santa Marina, L’Atalaya y Arra, y las marismas de La Mediana son algunos de los atractivos más conocidos de Ribadesella. En la relación falta la Cuevona. Begoña Ramírez lamenta que la Cuevona sea «un paraíso olvidado». Esta madrileña que hace siete años cambió la vida en la capital por la naturaleza en estado puro es la encargada de gestionar el albergue de Cueves y el aula de la naturaleza de este equipamiento. Cada verano recibe a numerosos niños y mayores que disfrutan de una estancia en el albergue rodeados de naturaleza y realizando actividades como la ruta de los molinos o visitar la Cuevona.
Begoña Ramírez visita casi a diario la Cuevona, donde se convierte en una improvisada guía para muchos turistas sorprendidos, a los que no duda en explicar y acompañar por un trayecto de 250 metros repleto de estalagmitas y estalactitas. Este idílico monumento natural está situado en Cueves, un pueblo localizado a siete kilómetros de Ribadesella y cuyo único acceso rodado es, precisamente, a través de la Cuevona. El ajetreo de tráfico, que en el verano es constante, está poniendo en peligro la conservación de la Cuevona, según algunos lugareños. Así que reclaman su declaración como monumento natural, una distinción que ostentan parajes de mucho menor empaque que esta gruta.
En la Cuevona de Cueves, que no debe confundirse con la cercana Cuevona de Ardines, anexa a Tito Bustillo, pueden contemplarse, gracias a las luces que iluminan el paso, estalactitas y estalagmitas de todos los tamaños, elementos naturales que tardan en formarse miles de años y que carecen hasta el momento de protección.
La Cuevona tiene una zona conocida como «la sala de los duendes». Cuenta la leyenda que esta enorme cavidad está protegida por Rufus, un duende cascarrabias al que no le gusta que invadan su casa sin permiso. En esa sala, los vecinos de Cueves ponen cada año por Navidad un cuidado portal de Belén como muestra de que la Cuevona es parte de este pueblo. De hecho, es su nexo de unión con el resto del mundo. Begoña Ramírez recuerda que la Cuevona es «el único hábitat de esta longitud y características que existe en todo el mundo. Sólo hay constancia de uno similar en Australia, pero es mucho más pequeño y no posee las peculiaridades de la Cuevona». A pesar de todo ello, hoy por hoy, en una región que ha multiplicado el número de sus museos y que compite por lograr que cataloguen patrimonio mundial a varias de sus cuevas, la Cuevona sigue a la sombra de todo protagonismo, ya que ni tan siquiera ha recibido el merecido piropo de «monumento natural».